Raymond Auguste Quinsac Monvoisin

Raymond Auguste Quinsac Monvoisin

Nacido: 1790

Fallecimiento: 1870

Biografía:

Raymond Auguste Monvoisin, conocido también como Raymond Auguste Quinsac Monvoisin (Burdeos, 31 de mayo de 1794 ​ - Boulogne-sur-Seine, 26 de marzo de 1870), fue un pintor francés, que realizó parte importante de su obra en América del Sur. Allí está catalogado entre los llamados pintores viajeros, como Ernest Charton o Mauricio Rugendas y figura como uno de los precursores de las escuelas artísticas de Argentina y Chile.
Desde muy temprano mostró una gran facilidad para el dibujo, pero en su adolescencia comenzó la carrera de ingeniero militar por indicación paterna. Sin embargo, a los dieciocho años la abandonó decidido a dedicarse por completo a la pintura. Ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Burdeos —estudió en el taller de Pierre Lacour—, de la que egresó en 1812. Durante estos años de formación obtuvo varios premios y ganó fama en su ciudad natal como uno de los mayores jóvenes talentos locales. Cuando la familia real visitó Burdeos, el joven Monvoisin retrató a la duquesa de Angulema, hija del guillotinado Luis XVI, la que pasaría a la historia como María Teresa de Francia. El cuadro gustó a Luis XVIII el nuevo rey restaurado, con cuyo sobrino estaba casada la retratada, lo que significó que Monvoisin fuera recompensado con una buena suma de dinero y que su fama aumentara. ​
En 1815 se muda a París para completar su formación artística; después de un año de esfuerzos, logra ingresar en marzo en la Escuela de Bellas Artes y se convierte en alumno del taller de Pierre-Narcisse Guérin con quien trabajó en el neoclasicismo y la mitología, temas de plena vigencia en aquel momento entre los académicos. Para subsistir, trabaja como profesor de dibujo en una escuela. ​
Ansioso de conquistar la capital francesa, participa activamente en los Salones de París —por primera vez lo hace en 1819 con el cuadro Jésus-Christ guérissant un possédé—, ​ donde, antes y después de su viaje a América del Sur, presentó decenas de obras, la última en 1867. ​ Su trabajo obtuvo el apoyo de muchos artistas; pronto empezó a vender cuadros a comerciantes, banqueros y, en general, a la nueva clase social burguesa emergente. Pero Monvoisin no se conformaba con este éxito y, como todo pintor joven, anhelaba ganar el Premio de Roma que otorgaba la Casa Real y que consistía en una beca de tres años, con todos los gastos cubiertos, para estudiar arte en la Academia de Francia de la Ciudad Eterna.
Los primeros intentos no fueron coronados por el éxito. En 1820 estuvo cerca de lograrlo, cuando su tela Aquiles pidiendo a Néstor el premio de la sabiduría en los juegos olímpicos obtuvo el segundo lugar en el codiciado galardón, que aunque era importante por aumentar su fama, no le permitía ir a estudiar a Roma. Al año siguiente volvió a quedar a un paso del triunfo, pero gracias a las influencias de su maestro —que lo protegía y que incluso había logrado conseguirle el encargo de pintar un retrato de Luis XVIII para la Corte de Justicia de Aix-en-Provence— obtuvo una gratificación de cien luises anuales ​ por Orestes y Pílades, suficientes para plasmar su sueño: a fines de 1821 Monvoisin dejó París y partió a la Ciudad Eterna, donde, como todo los becados del rey, se alojó en la Villa Médici. ​
Su estadía en Roma no significó para Monvoisin un gran cambio en su formación, no solo porque el neoclasicismo seguía siendo la tendencia preponderante en Europa, sino también porque al año siguiente llegó a dirigir la Academia de Francia su maestro y protector Guérin, con lo que de hecho, fue como si contiuara en el taller parisino de este último.
Lo más importante que le ocurrió a Monvoisin en Roma fue el haber conocido a Doménica Festa (1805/7- 1881), hija menor del pintor Felice Festa (n. 1763/4), pintora miniaturista y acuarelista ella misma, con quien se casó en la iglesia de San Luis, el 5 de marzo de 1825, al final de su estadía. Aunque su beca cubría solo un trienio, gracias a Guérin pudo permanecer hasta ese año, cuando regresó a Francia con su flamante esposa. Se instalaron en un apartamento en la calle Odeón de París, Doménica dio a luz a una hija, Bianca (Blanca), en 1834 y Raymond se dedicó a ganar dinero pintando retratos. Dominique Monvoisin o simplemente Madame Monvoisin, como se conocería desde entonces a su cónyuge, también participaría en los Salones de París con sus obras.
Fueron años felices en los que Monvoisin, aunque siguiendo básicamente en el neoclacisimo, se ve influenciado por Dominique Ingres y Francisco de Goya, lo que se refleja en cuadros como el retrato de su hija Blanca, a los tres meses de edad, y el de su esposa; pinta asimismo entonces el primero de sus cuatro autorretratos. A fines de los años 1820 y principios de la siguiente década el orientalismo y la nostalgia por lo exótico se ponen de moda —el gran Eugène Delacroix, por ejemplo, realiza en 1932 un viaje de seis meses por Marruecos y Argelia, lo que influirá a partir de entonces en toda su obra—, a lo que no permanecerá ajeno Monvoisin. Esta fascinación por el Oriente está presente en la enorme tela Alí Pachá y Vasiliki (345 x 272 cm), que expuso en el Salón de 1833 y que estuvo entre los cuadros que decidió llevar consigo a América (pertenece ahora a la pinacoteca del Palacio Cousiño).

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