Artista: Ana Vieira
Fecha: 1993
Museo: Culturgest - Fundação Caixa Geral de Depósitos (Lisboa, Portugal)
Técnica: Escultura
UN INTERIOR El espacio doméstico, su extrañeza y su relación con la sensibilidad femenina (y condición) han estado siempre en el centro de la obra de Ana Vieira. A lo largo de los diferentes soportes que utiliza (escultura/instalación, fotografía y, recientemente, vídeo), ha habido una sucesión de espacios domésticos tratados con el fin de otorgar al espectador una percepción de una escena doméstica transformada en un espacio público. La relación entre el interior y el exterior, entre lo que se ve y lo que se puede adivinar a través del juego de transparencias formadas por velos marcando los espacios de la simulacro de viviendas, constituye una situación teatral, como si estuviéramos frente a un escenario o conjunto de películas. Las situaciones que Ana Vieira ha estado construyendo a menudo se refieren a la Historia del Arte, citando obras que forman imaginarios sobre la condición y condición de la mujer, que han creado marcos o los han destruido. Este es el caso de la obra que Ana Vieira creó para la exposición Alternativa cero en 1977, la exposición comisariada por Ernesto de Sousa que posee un valor simbólico en su afirmación de la condición contemporánea del arte portugués. En este trabajo, titulado Le déjeuner sur l’herbe, la proyección de una diapositiva de la pintura del mismo nombre de Manet sobre una mesa de picnic en la que se colocan dos botellas, una placa y una paleta de pintor, reconstruye el exterior en el que la figura central del desnudo femenino causó un escándalo. Sus citas de obra y pintura de estatuas clásicas (pero también de Duchamp) no son meras manifestaciones de erudición – aunque muestran esto – porque también proponen actualizaciones de lecturas que apropiadas momentos nodales en la construcción de fórmulas ideológicas en cuanto a la condición femenina. Sin embargo, las situaciones no siempre forman situaciones globales. A veces hay elementos que se eliminan de su contexto y se transforman en pequeñas esculturas integradas en escaparates o colocadas en plintos. Este es el caso de este trabajo, de 1993, en el que la botella cortada muestra su interior, una vez más llevando a cabo los juegos de cierre / apertura, de escondite/revelación que también son evocados por sus instalaciones. Delfim Sardo
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