Artista: Pietro Annigoni
Tamaño: 100 x 180 cm
Museo: Fondazione Cariplo (Milan, Italy)
Técnica: Tempera
En los recuerdos del periodista Beppe Pegolotti “la ‘Cinciarda’ era un mendigo enfermo y borracho, el hijo de un nuevo salvador, con una personalidad leve y amigable, que el pintor había encontrado muchas veces en la posada Da Nello en via dei Servi y que ya había sido representado en varias poses, a veces sólo su cabeza, otros en un busto [...]. La “Cinciarda”, lógicamente, era un apodo, del cual, sin embargo, el origen era desconocido”. Exhibida en la Galleria Firenze en 1945, la pintura fue presentada dos años más tarde en la primera exposición de Pintores Modernos de la Realidad, establecida en Milán en la Galleria dell’Illustrazione Italiana. Obra crucial en el camino artístico de Annigoni, el Retrato de Cinciarda se coloca en un amplio repertorio de imágenes de marginados y personas marginadas, representado con un realismo intenso y vívido que encontró en Florencia una correspondencia directa con la narración de Vasco Pratolini. Modelo de Annigoni desde los tiempos de sus estudios en la Accademia de Florencia, Cinciarda se representa en muchos retratos a partir de 1935, hasta el de 1942, actualmente en la Colección de Arte de la Fondazione Guelpa en Ivrea, que logra excelentes resultados con su penetrante investigación psicológica y fisionomía del personaje, de una derivación claramente flamenca. En la pintura de la Colección de Arte de la Fondazione Cassa di Risparmio di Firenze, se muestra como una figura completa, envuelta en una gran capa desgastada de la que sólo su mano protruye, para sostener su barbilla, capturada en un momento de espera y con una expresión inquisitiva en su cara. Con la comparación de los críticos a Menippo por Diego Velasquez (1639-1640, Madrid, Museo del Prado), por la cruda verdad con la que retrata una humanidad que es miserable y desvalida, la pintura muestra sugerencias obvias de la pintura norteña, tanto para el juego preciso de la luz, que revela la figura de las sombras y acentúa las reflexiones metálicas del mantel, como en la dimensión simbólica del personaje que se convierte en un emblema del destino. Annigoni recuerda “[...] que casi todos los días subió las escaleras que llevaron a mi estudio, y después de sonar la campana, permanecieron allí, esperando, en la misma pose en la que le representé. Fue justo después de la guerra y este personaje, tan humanomente trágico, me golpeó por los significados simbólicos que podía asumir. El fin de la guerra nos dejó aturdidos: y la “Cinciarda”, pobre, al borde de las escaleras, parecía expresar toda la incertidumbre de nuestro futuro”.
Artista |
|
---|---|
Descargar |