Artista: Heinrich Semke
Fecha: 1933
Tamaño: 48 x 22 cm
Museo: National Museum of Contemporary Art - Museu do Chiado (Lisboa, Portugal)
Técnica: Terracotta
El retrato fue uno de los géneros elegidos por Semke para continuar con la renovación de la práctica escultórica que, en el contexto portugués, se mantuvo en gran medida anclada en referencias internacionales de finales del siglo XIX. La simplificación formal y compositivo será el camino elegido, y un ejemplo de ello es el retrato de Ruth Osenberg, esposa de Paul Osenberg, una pareja alemana que vive en Cascais con la que el artista tuvo una fuerte amistad cuando llegó a Lisboa. La cara está formada sumariamente, abstrayendo detalles y volúmenes, en busca de rasgos esenciales que no sólo identifican el modelo sino que pretenden ser un espejo de la psicología compleja que lo apoya. Por lo tanto, la frialdad deliberada y la expresión concentrada que favorecen el modelado sintético, una determinada planificación, la boca hierática o los ojos excavados. Por lo tanto también el esquema de composición adoptado, repetido en otras obras de esta etapa, en la que la cabeza, cortada en la base del cuello largo, descansa al final de un socle irregular, protruyendo y mostrando así mismo en el límite del equilibrio. La inestabilidad que simboliza la complejidad de los sentimientos que se pelean en lo más íntimo de la mayoría de las personas. La velatura suave de grises y marrones trae cierta ternura, pero no erradica la frialdad que lo anima, en un juego contradictorio, aliado a la calidez de la marca de moldeo que la arcilla lleva. Juego que gana en posibilidades en una de las otras dos versiones existentes de esta pieza, hecha en arcilla blanca acristalada en una rica oposición entre manganeso blanco y acristalamiento.
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