Artista: Konstantin Grcic
Museo: London Design Biennale (London, United Kingdom)
Técnica: Silla De Madera
Escuchamos una melodía antigua, cuyo ritmo sutil nos hace respirar, como las olas que giran sobre una playa bajo un cielo estrellado por la noche. Es una melodía que conocemos desde hace mucho tiempo, y cuando la humedecemos suavemente como un pájaro, nos golpea casi como un déjà vu. “Nuestras canciones más dulces son las que cuentan del pensamiento más triste”. Porque no somos conscientes de lo que compartimos con casi todos: el sabor de algo más, un anhelo, que llevamos con nosotros desde el principio. Una curiosidad por las cosas que no podemos imaginar, como están en el otro lado, y aún así, sabemos que están allí. Suena familiar, y he visto esa cara antes, si sólo nos recordamos, donde ese lugar era, el lugar del que nos conocemos, pero estamos protegidos por el tierno y suave abrigo de la vida cotidiana, y olvidamos. Soñamos que alguien tiene que estar allí, en un lugar diferente en el tiempo y el espacio, donde siempre hay música, y escuchamos esa melodía: allí, allá, en otro lugar.
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