Artista: Lorna Simpson
Fecha: 2015
Museo: la Biennale di Venezia (Venice, Italy)
Técnica: Aluminio
Lorna SimpsonBorn en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, en 1960. Vive y trabaja en Brooklyn. Lorna Simpson se conoció por primera vez a mediados de los años 80 por su enfoque conceptual y performativo de la fotografía. Su estilo de firma, que combinaba fotografías a gran escala con textos acompañantes, desafiaba las opiniones convencionales de género, raza, identidad, cultura, historia y memoria. Un motivo recurrente en el trabajo temprano de Simpson es una vista trasera de una hembra afroamericana usando un vestido blanco de ajuste suelto, su cabeza recortada por el formato de la imagen. Estas primeras obras reflejan su intento de eludir las representaciones estereotipadas de sujetos negros y en lugar de desarrollar un lenguaje visual que permita lecturas múltiples y complejas. La década de 1990 marcó un cambio en la práctica de Simpson, cuando comenzó a desarrollar obras fotográficas a gran escala impresas en cuadrículas de tejido de fieltro; los paneles de texto acompañaban a momentos protocinemáticos. La figura humana fue abandonada, para ser reemplazada por temas arquitectónicos, paisajísticos e interiores. En este momento también había comenzado a experimentar con el cine y el video, que pronto se convirtió en parte esencial de su práctica. El trabajo de Simpson aborda temas sociales críticos con una elegancia formal excepcional. Como una etnógrafo visual, utiliza su lente fotográfica para analizar cómo la figura negra, especialmente la femenina, está representada en la cultura visual estadounidense. Con la precisión de un científico, investiga gestos humanos, poses y peinados para cuestionar los estereotipos raciales, de género y sociales. En su trabajo rara vez se encuentra una figura humana completa. En cambio, presenta fragmentos del cuerpo humano que hablan con contextos culturales específicos. En los años 2000, Simpson amplió su práctica en (auto)representación recogiendo y trabajando con archivos fotográficos existentes que adquirió en línea, imágenes que ayudaron a ampliar el terreno de sus complejos exámenes de raza e identidad y su performatividad. Su nuevo cuerpo de trabajo a la vista en la 56a Bienal de Venezia presenta un lado más pintoresco de la obra de Simpson. Si bien sigue siendo fiel a su interés por la figura femenina, se desmonta y reorganiza los cuerpos de sus sujetos. No a diferencia de la técnica surrealista del “cuerpo exquisito”, retorce las partes corporales y favorece las perspectivas extremas, convirtiéndolos en signos y símbolos enigmáticos.
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