Andrea Pozzo

Andrea Pozzo

Lugar: Trento

Nacido: 1642

Fallecimiento: 1709

Biografía:

Andrea Pozzo en la cual aplica una técnica que posee efectos ópticos particularmente sorprendentes. Gracias a sus técnicas, se convirtió en una de las figuras más notables del periodo barroco.
Desde 1702 trabajó en Viena decorando la iglesia de los Jesuitas, orden a la que pertenecía, y del palacio de Liechtenstein. Escribió el tratado Perspectiva pictorum en (1693).
Nacido en Trento, se cree que recibió enseñanzas en el taller del pintor Palma il Giovane según demuestran diferentes aspectos de su estilo artístico inicial. Se ha sugerido que otro pintor, no identificado, del taller de Andrea Sacchi le enseñó posteriormente las técnicas del alto Barroco romano. Una vez realizados sus estudios viaja a Como y a Milán.
El 25 de diciembre de 1665, se incorpora a la orden de los jesuitas. En 1668, le asignan la decoración de la casa Professa de San Fidele en Milán, en donde sus decoraciones recibieron la aprobación y el reconocimiento general. Continúa su aprendizaje artístico en Génova y Venecia. Sus primeras pinturas atestiguan la influencia de la escuela Lombarda: una forma rica de color y un claroscuro gráfico. Cuando realiza la obra La vida de Jesús, en Génova, para la Congregazione dei Mercanti, se inspira en la obra de Rubens.
Su actividad artística se orienta a la decoración de las nuevas iglesias construidas que tienen enormes necesidades artísticas (concerniente a las órdenes monásticas medievales católicas de la iglesia); puesto que muchas de las iglesias jesuitas fueron construidas en esa época y estaban desprovistas de decoración y pintura. Los jesuitas lo emplean con frecuencia para adornar iglesias de la orden como las situadas en Módena, Bolonia y Arezzo. En 1676, adorna el interior de San Francesco Saverio en Mondovi. En esta iglesia se comienzan a observar ya sus técnicas ilusionistas más modernas: el falso dorado, las estatuas coloreadas en bronce, las columnas veteadas y la cúpula en trampantojo hecha en un techo plano, poblado con figuras en ajustes arquitectónicos.
En Turín (1678), pinta el techo de la iglesia de los jesuitas de los Santos Mártires. Los frescos se deterioraron gradualmente con la filtración del agua siendo sustituidos en 1844 por nuevas pinturas realizadas por Luigi Vacca. Solamente sobreviven algunos de los fragmentos de los frescos originales.
Pozzo es invitado en 1681 a viajar a Roma por Giovanni Paolo Oliva, general de los jesuitas. Entre otras personas, Pozzo trabajó para Livio Odescalchi, el sobrino preferido del papa Inocencio XI. Lo utilizan inicialmente como diseñador de la etapa de los desfiles bíblicos, pero sus pinturas con una gran perspectiva ilusionista le dan pronto una reputación como virtuoso en decoraciones al fresco.
Sus primeros frescos romanos estaban en el pasillo que ligaba la iglesia del Gesù con los cuartos en donde había vivido San Ignacio. Su arquitectura y pinturas de trampantojo, que representan la vida del santo, fueron realizadas para decorar la Camere di San Ignazio (1681-1686), mezcladas con las pinturas ya existentes realizadas por Giacomo Borgognone.
Su obra maestra, las perspectivas ilusionistas en los frescos ​ de la cúpula, el ábside y el techo de la iglesia jesuita de San Ignacio de Roma (las ilustraciones se ordenan de derecha hacia abajo) fueron pintados entre 1685 - 1694 y son una creación notable y emblemática del alto Barroco romano. Varias generaciones posteriores, se fijaron en esta obra como referencia para la decoración del último barroco europeo. Comparando este trabajo con la obra maestra de Gaulli en la otra iglesia principal de los jesuitas en Roma, Il Gesù.
El diseño decorativo del templo comenzó una vez finalizada la construcción de la iglesia por lo que fue consagrada estando inacabada en 1642. Los conflictos con los donantes originales, la familia Ludovisi, habían detenido la construcción de la cúpula prevista. Pozzo propuso hacer una cúpula ilusionista, pintándola en un lienzo. Era impresionante a los espectadores, pero polémica ya que algunos temieron que el lienzo pronto se oscureciera.
En el techo pintó una alegoría de la apoteosis de San Ignacio, realizada en una perspectiva impresionante. La pintura, de 17 metros de diámetro, se idea para hacer al observador mirar un punto marcado por un disco de cobre amarillo fijado en el piso de la bóveda, así parece una azotea adornada por estatuas, a pesar de que el techo es plano. A las sensibilidades modernas, esto aparecería ensalzar una visión imperialista del catolicismo europeo con empresas coloniales en otros continentes. Pozzo era un católico combativo, por ejemplo, en vez de pintar a los evangelistas como pilares de la doctrina eclesial, pintaba a guerreros victoriosos del antiguo testamento: Judith y Holofernes, David y Goliath, Jael y Sisera y Sansón y los filisteos. Se comentaba una vez concluida la obra que: Sant'Ignazio era es buen lugar para comprar carne, puesto que ahora hay cuatro nuevos carniceros.

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