Lugar: Brussels
Nacido: 1829
Fallecimiento: 1898
Biografía:
Carlos de Haes fue un pintor español de origen belga que luego, rodeado de alumnado más selecto, se extendieron al País Vasco francés, Bretaña, Normandía y Frisia, al norte de Holanda. Estas experiencias plenairistas supondrían la formación en el ejercicio de la pintura del natural de toda una generación de paisajistas que constituye la mayor antología de la pintura española al aire libre.
El 15 de noviembre de 1875, Haes se casó con Inés Carrasco Montero. Efímero matrimonio pues, en octubre de 1876, esposa e hija mueren de sobreparto. El viejo Beruete y el joven Jaime Morera serán a partir de ese momento sus compañeros de viaje, especialmente el catalán. Viajes sentimentales y reales que Haes realizaría entre 1877 y 1884, desentrañando el paisaje de Normandía (Villerville), Frisia, País Vasco (Guetaria, San Juan de Luz, Eaux-Bonnes), y Bretaña (Rouen, Douarnenez). Los últimos bosquejos conocidos de Haes se fechan en 1897, durante una estancia en Algorta, al cuidado de Morera y su esposa en la finca de "Jardigane".
Haes murió, víctima de una pulmonía, a los setenta y dos años de edad. Su testamento autógrafo dejaba a Jaime Morera y a Luis Roig —como albaceas aún vivos— en libertad para el reparto de todos sus bienes y la recomendación de algunas preferencias. Finalmente fue Morera el gran gestor del legado, consiguiendo que se dispusiera una "Sala Haes" en el recién creado Museo de Arte Moderno. Las buenas intenciones de Morera y el resto de alumnos fieles a Haes no pudieron evitar que el fabuloso legado del maestro se dispersara en los años siguientes.
Lo mejor de su extensa obra (cuatro mil cuadros y apuntes) se puede ver en el Museo de Málaga, en el Museo de Arte Jaime Morera (legado Jaime Morera, 80 piezas) y en el Museo del Prado, que recuperó 183 obras del conjunto originalmente donado al desaparecido Museo de Arte Moderno.
Siguiendo el ideal académico, Haes consideraba que "el fin del arte es la verdad que se encuentra en la imitación de la naturaleza, fuente de toda belleza, por lo que el pintor debe imitar lo más fielmente posible la naturaleza, debe conocer la naturaleza y no dejarse llevar por la imaginación".
No se le ha considerado pleanirista a la francesa, pues era partidario de trabajar del natural sólo los bocetos preparatorios, mientras que el cuadro final debía, según él, ser acabado con el trabajo clásico de taller. Sin embargo, la mayoría de sus alumnos practicaron dicho plenairismo sin entrar en convenciones teóricas o dogmáticas, pintando del natural "al aire libre" («au plein-air») y dejando —algunos de ellos— uno de los más ricos capítulos del impresionismo español.
De "revolución sin desafíos", en el género del paisaje, podría calificarse la trayectoria docente del maestro Haes.
A su llegada a España, la pintura oficial estaba representada por Vicente Camarón y Fernando Ferrant. La revolución personal de Haes emanó directamente de su entusiasmo, de sus indudables dotes y de su atractiva personalidad social. Sus campañas —de vocación plenairista— y la propuesta de un contacto directo con la naturaleza (algo que en España sólo habían practicado oficialmente Martín Rico y su malogrado amigo Vicente Cuadrado), resultaron un incentivo irresistible para las jóvenes generaciones de paisajistas y para otros pintores "vocacionales" o aficionados que, por su desahogada situación económica, no necesitaban someterse a los corsés y directrices estéticas tradicionales de la Academia, el mercado del arte y la crítica oficial. Los nuevos métodos de acercamiento casi lúdico a los escenarios naturales coincidirían con los postulados de la ILE (enmarcados ya en un futuro próximo a las correrías pictóricas de Haes).
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